Existen vestigios desde la más remota antigüedad que denotan cómo el hombre de aquellos tiempos
fijó su atención en la relación que guarda todo aquello que le rodea. A veces en la talla, pintura,
transmisión oral y más tarde en forma escrita, nuestros antepasados narraron la vinculación existente
entre la propia naturaleza, de ésta con el hombre y en la convivencia grupal.
Con el pasar de los años, en occidente, el cientificismo y el dogmatismo nos llevaron al
predominio de la visión fragmentaria de las cosas, la separación entre ciencia y filosofía consolidó
esta grieta.
martes, 21 de agosto de 2007
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